A inicios de la década de 1990, el Servicio Nacional de Agua Potable y Alcantarillado (Senapa) construyó un tanque séptico en el barranco Tumino, cerca a la Punta de Doñe, en Moyobamba. Este proyecto, destinado al tratamiento de aguas servidas, marcó el inicio de un problema que hoy amenaza a cientos de habitantes de este sector: la erosión acelerada del terreno.
Con el paso del tiempo, el agua y la falta de mantenimiento agravaron la situación. Según expertos, urge un diagnóstico técnico de todos los barrancos que rodean la «Ciudad de las Orquídeas» para prevenir mayores riesgos. Mientras Moyobamba crecía, las construcciones se expandieron sin considerar el impacto ambiental, vertiendo aguas residuales y drenajes pluviales directamente hacia el barranco.
«La cantidad de agua que llega a esta zona ha aumentado considerablemente, en parte por los desagües de la vía hacia Punta de Doñe», explica un ingeniero consultado. A esto se suma la inacción de las autoridades, que durante años ignoraron el problema.
Hoy, la naturaleza reclama su espacio. Pese a las visitas de ministros, consultorías y promesas políticas, las soluciones han sido insuficientes o mal ejecutadas. Moyobamba necesita con urgencia un plan integral para proteger sus barrancos; de lo contrario, las consecuencias recaerán, una vez más, sobre la población.