En la ciudad de Moyobamba, no llueve hace más de dos meses, y no va llover fácilmente. Mientras el cielo se oscurece por nubarrones que nunca llegan, apenas gotas caen sobre esta provincia.
En Tarapoto, el río Cumbaza es un cascajal, en Loreto alumnos de un colegio se desmayan por efecto del implacable calor. De otro lado a nivel mundial, se denuncia la subida del nivel de los mares en todo el mundo. De igual modo en Bangladés, Asia, se decreta la no asistencia de más de 30 millones de colegiales a sus centros, por el extremo calor que soportan en estas latitudes.
Sin embargo, la tala indiscriminada de árboles no cesa. A diario cientos de tráileres desfilan por la FBT, llevando madera a grandes mercados nacionales e internacionales, en ciudades que tienen la errada idea que estos cambios no los afectaran por que la devastación es en la selva.
Así mismo ríos y quebradas se han convertido en lavaderos de vehículos, contaminados con aceites, detergentes, plásticos, basura, lejías y etc cosas más. De contra parte crece el consumo eléctrico, todo esta a ful, sin dejar de quemar petróleo.
Ahora conservar vivos a los árboles e intacta a la selva, es un asunto de vida o muerte. El asesinato de líderes nativos, es pan de cada día. Pero a nadie parece importar, especialmente desde el gobierno central.
Mientras tanto el año pasado los países ricos destinaron más de 100 mil millones de dólares para combatir el cambio climático, pero para algunos expertos se necesitan billones. En la que 50 por ciento sería para adaptación y el otro para mitigación. Sin embargo, el tema es que esta financiación se da en términos comerciales, en donde los países más pobres tienen que acceder a estos fondos vía créditos, para solucionar este tema sin haberlo causado.