Moyobamba, 9 de junio. La mañana de este lunes se confirmó el fallecimiento de Pablo Rodríguez Díaz, quien luchaba por su vida tras haber sido atropellado junto a su esposa, Patricia Ramos Mirano, el pasado domingo en el sector Indañe. Ella murió en el acto. Él falleció horas después en el hospital de Moyobamba. Esta dolorosa tragedia ha dejado en la orfandad a dos adolescentes y ha conmovido profundamente a la comunidad de Calzada, donde la pareja será velada y enterrada.
El accidente, que ha levantado una ola de indignación, ocurrió cuando una camioneta conducida por Darío César Augusto Gonzales Chinguel, de 36 años, invadió el carril contrario mientras se dirigía a Rioja, embistiendo brutalmente a los esposos. La madre de Pablo, visiblemente afectada, exige justicia y responsabiliza a las autoridades por no tomar con mayor seriedad estos casos que tantas vidas siguen cobrando.
Crítica
No se trata solo de una tragedia personal: este hecho revela una falla sistémica que sigue normalizando la imprudencia en nuestras carreteras. ¿Cuántas vidas más se deben perder para que las autoridades implementen medidas efectivas de fiscalización y control en las vías? La presencia policial, los controles de velocidad y la aplicación real de sanciones parecen ser siempre reactivas, cuando ya es demasiado tarde. Mientras tanto, familias enteras quedan destrozadas, y la justicia, muchas veces, llega con lentitud o nunca llega. El dolor de hoy debe convertirse en exigencia colectiva: no se puede tolerar más impunidad ni desidia frente a los responsables de estas muertes evitables.