Internacional – Erick Moreno Hernández, alias «El Monstruo», uno de los criminales más buscados del país y cabecilla de la organización “Los Injertos del Cono Norte”, habría tejido una red internacional de protección, lujos y mentiras tras salir del Perú en 2021. Según un informe de Latina Noticias, su fuga comenzó en Bolivia y continuó en Paraguay, donde las cámaras de seguridad lo captaron en una aparente vida tranquila… sin saber que el cerco de la justicia ya lo seguía de cerca.
Moreno no solo evadió a la Policía Nacional, sino que desde el extranjero mantuvo el control de su red de extorsiones en el Perú utilizando hasta cinco teléfonos desde una casa de campo en Paraguay. Incluso, enviaba amenazas fingiendo que aún estaba en territorio peruano, mientras vivía entre cirugías estéticas, whisky y departamentos de 700 dólares por noche.
La red que lo rodeaba incluía a Jazmín Martínez Valdés, una ciudadana paraguaya que, según la policía, recibía los fondos ilícitos provenientes de las extorsiones. En paralelo, también compartía vivienda con Liseth Ruiz Cruz, madre de sus hijos, con quien aparentaba una vida familiar mientras coordinaba crímenes a distancia.
Cuando las autoridades paraguayas intervinieron su primera residencia, El Monstruo escapó nuevamente, mudándose a otro departamento donde fue grabado en un ascensor, visiblemente nervioso, consultando su reloj de forma constante. Las imágenes muestran a un sujeto transformado físicamente, que se burlaba de las autoridades peruanas con frases como: «Yo estoy acá en mi territorio y aquí me van a tener que matar. No fuera de mi país», pretendiendo estar en Lima.
Según fuentes policiales, luego de su paso por Paraguay, Moreno habría huido a Brasil, donde estaría siendo protegido por el Primer Comando Capital (PCC), una de las mafias más poderosas de Sudamérica. La situación preocupa, ya que revela no solo la expansión de las redes criminales peruanas a nivel continental, sino también la incapacidad del Estado para prevenir, perseguir y neutralizar a sus líderes más peligrosos.
Mientras en Perú miles de ciudadanos sufren bajo el yugo de la extorsión, El Monstruo continúa libre, disfrutando de privilegios, protección internacional y una impunidad vergonzosa que retrata el fracaso del sistema de justicia y seguridad del país.