Esta es la sexta ocasión en el año en que la jefa de Estado se ha visto inmersa en este tipo de incidentes. En enero, cuando se encontraba en Ayacucho, fue agredida por deudos de fallecidos en las protestas en contra de su Gobierno. Luego, en abril, fue abucheada en el Hospital Arzobispo Loayza. En esa ocasión, respondió: “Los gritos no nos van a detener”.
En junio, fue criticada cuando entregaba frazadas en Villa María del Triunfo, mientras que un mes después, en plena parada militar también fue captada recibiendo insultos por parte de los presentes. Incluso durante un simulacro, en agosto, escuchó que le decían: “Devuelve los Rolex”, en referencia a los presuntos regalos que le habría hecho el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, a cambio de apoyo económico del Gobierno.
Para politólogo Tuesta Soldevilla : “(Tendría que) limpiar su entorno, dejar de estar sometida ante las fuerzas del Congreso. También está el tema de su relación con el fujimorismo, con César Acuña, con Cerrón, con todos ellos y, por otro lado, con las bancadas satélites que dominan la Mesa Directiva”, opinó.
